1 Que aflição espera vocês, assírios, que destroem os outros,
mas nunca foram destruídos!
Traem outros,
mas nunca foram traídos.
Quando terminarem de destruir,
serão destruídos.
Quando terminarem de trair,
serão traídos.
2 Mas tem misericórdia de nós, Senhor,
pois esperamos em ti.
Sê nosso braço forte a cada dia,
nossa salvação em tempos de angústia.
3 O inimigo corre quando ouve tua voz;
quando te levantas, as nações fogem.
4 Como os campos são despojados por lagartas e gafanhotos,
assim o exército da Assíria será despojado!
5 Embora o Senhor seja grandioso e viva nos céus,
fará de Sião a habitação de sua justiça e retidão.
6 Ele será seu firme alicerce
e lhe proverá farto suprimento de salvação,
sabedoria e conhecimento;
o temor do Senhor será seu tesouro.
7 Agora, porém, seus guerreiros valentes choram em público;
seus embaixadores da paz derramam lágrimas de amargura.
8 Suas estradas estão desertas;
ninguém mais viaja por elas.
Quebraram o tratado de paz
e não se importam com as promessas que fizeram perante testemunhas;
não têm respeito por ninguém.
9 A terra de Israel murcha de tanto chorar;
o Líbano seca de vergonha.
A planície de Sarom agora é um deserto;
Basã e Carmelo foram saqueados.
10 O Senhor, no entanto, diz: "Agora me levantarei;
agora mostrarei meu poder e minha força.
11 Vocês só produzem capim seco e palha;
seu sopro se transformará em fogo e os consumirá.
12 Seu povo será completamente queimado,
como espinheiros cortados e lançados no fogo.
13 Prestem atenção ao que fiz, nações distantes!
Vocês que estão próximas, reconheçam meu poder!".
14 Os pecadores em Sião tremem de medo;
o terror se apodera dos ímpios.
"Quem pode conviver com esse fogo consumidor?
Quem pode sobreviver a essas chamas devoradoras?"
15 Os que são justos e íntegros,
que não lucram por meios desonestos,
que se mantêm afastados de subornos,
que não dão ouvidos aos que tramam assassinatos,
que fecham os olhos para toda tentação de fazer o mal,
16 esses habitarão nas alturas;
as rochas dos montes serão sua fortaleza.
Terão provisão de alimento
e não lhes faltará água.
17 Seus olhos verão o rei em todo o seu esplendor,
verão uma terra que se estende para longe.
18 Vocês se lembrarão deste tempo de terror e perguntarão:
"Onde estão os oficiais
que contaram nossas torres?
Onde estão os que registraram o despojo
tirado de nossa cidade derrotada?".
19 Não verão mais esse povo arrogante,
que fala uma língua estranha e desconhecida.
20 Em vez disso, verão Sião como lugar de festas sagradas;
verão Jerusalém, cidade tranquila e segura.
Será como uma tenda com as cordas bem esticadas
e estacas firmemente cravadas no chão.
21 O Senhor será nosso Poderoso;
será como um largo rio de proteção
que nenhum adversário consegue atravessar,
em que nenhuma embarcação inimiga consegue navegar.
22 Pois o Senhor é nosso juiz,
nosso comandante e nosso rei;
ele nos livrará.
23 As velas dos inimigos pendem soltas de mastros quebrados,
presas com cordas inúteis.
Seu tesouro será repartido entre o povo de Israel;
até mesmo os deficientes físicos receberão sua parte.
24 O povo já não dirá:
"Estamos doentes e indefesos",
pois o Senhor perdoará seus pecados.
1 ¡Ay de ti, el que saqueas, y nunca fuiste saqueado; el que haces deslealtad, y que nadie la hizo contra ti! Cuando acabares de saquear, serás tú también saqueado; y cuando acabares de hacer deslealtad, se hará también contra ti.
2 Oh SEÑOR, ten misericordia de nosotros, a ti esperamos; tú que fuiste fortaleza de su pueblo al principio, sé también nuestra salud en tiempo de la tribulación.
3 Los pueblos huyeron de la voz del estruendo; los gentiles fueron esparcidos, cuando tú te levantas contra ellos .
4 Mas vuestra presa será cogida como cuando cogen las orugas; correrá sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas.
5 Será ensalzado el SEÑOR, el cual mora en las alturas; porque llenó a Sion de juicio y de justicia.
6 Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y la fuerza de la salvación; el temor del SEÑOR será su tesoro.
7 He aquí, que sus embajadores darán voces afuera, los mensajeros de paz llorarán amargamente.
8 Las calzadas serán deshechas; cesaron los caminantes; anuló la alianza, aborreció las ciudades, tuvo en nada los hombres.
9 Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón fue tornado como desierto. Basán, y el Carmelo fueron sacudidos.
10 Ahora me levantaré, dice el SEÑOR; ahora seré ensalzado, ahora seré engrandecido.
11 Concebisteis hojarascas, daréis a luz aristas; el soplo de vuestro fuego os consumirá.
12 Y los pueblos serán como cal quemada, como espinas cortadas serán quemadas con fuego.
13 Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los cercanos, conoced mi potencia.
14 Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?
15 El que camina en justicia, el que habla rectitud, el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos de recibir cohecho; el que tapa su oreja, por no oír sangre; el que aprieta sus ojos, por no ver cosa mala;
16 éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de acogimiento; a éste se dará su pan, y sus aguas serán ciertas.
17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.
18 Tu corazón imaginará el espanto, y dirá : ¿Qué es del escriba? ¿Qué es del pesador del tributo ? ¿Qué es del que pone en lista las casas más insignes?
19 No verás a aquel pueblo espantable, pueblo de lengua oscura de entender, de lengua tartamuda, que no lo comprendas.
20 Verás a Sion, ciudad de nuestras solemnidades; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud; tienda que no será desarmada, ni sus estacas serán arrancadas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.
21 Porque ciertamente allí será fuerte a nosotros el SEÑOR, lugar de riberas, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera, ni por él pasará gran navío.
22 Porque el SEÑOR será nuestro juez, el SEÑOR será nuestro dador de leyes, el SEÑOR será nuestro rey, él mismo nos salvará.
23 Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá presa de muchos despojos; hasta los cojos arrebatarán presa.
24 No dirá el morador: Estoy enfermo; el pueblo que morare en ella, será absuelto de pecado.