1 "Se um homem se divorciar da esposa
e ela se casar com outro homem,
ele não a receberá de volta,
pois isso contaminaria a terra.
Você, porém, se prostituiu com muitos amantes
e, no entanto, quer voltar para mim?",
diz o Senhor.
2 "Olhe para o alto dos montes:
existe um só lugar em que você não tenha se contaminado
pelo adultério com outros deuses?
Senta-se à beira do caminho,
como uma prostituta à espera de um cliente,
sozinha, como um nômade no deserto.
Contaminou a terra com sua prostituição
e sua perversidade.
3 Por isso não vieram as chuvas de primavera,
pois você é uma prostituta descarada,
que não tem vergonha alguma.
4 Ainda assim, você me diz:
‘Pai, tens me conduzido desde minha juventude.
5 Certamente não ficarás irado para sempre!
Certamente te esquecerás do que aconteceu!’.
Você fala desse modo,
mas continua a praticar todo o mal possível."
6 Durante o reinado de Josias, o Senhor me disse: "Viu o que fez a infiel nação de Israel? Como esposa que comete adultério, Israel adorou outros deuses no alto dos montes e debaixo de toda árvore verdejante. 7 Pensei: ‘Depois de fazer tudo isso, ela voltará para mim’, mas não voltou, e Judá, sua irmã traiçoeira, viu isso. 8 Ela viu que me divorciei da infiel Israel por causa de seu adultério. Mas Judá, irmã traiçoeira, não teve temor algum; também me deixou e se entregou à prostituição. 9 Israel não se preocupou nem um pouco em cometer adultério ao adorar ídolos feitos de madeira e pedra. Agora, a terra está contaminada. 10 Apesar de tudo isso, Judá, sua irmã traiçoeira, não voltou para mim com sinceridade. Apenas fingiu estar arrependida. Eu, o Senhor, falei!".
11 Então o Senhor me disse: "Até mesmo a infiel Israel é menos culpada que a traiçoeira Judá! 12 Portanto, vá e proclame esta mensagem a Israel. Assim diz o Senhor:
"Ó Israel, meu povo infiel,
volte para mim,
pois sou misericordioso;
não ficarei irado com você para sempre.
13 Reconheça sua culpa;
admita que se rebelou contra o Senhor, seu Deus,
e cometeu adultério contra ele
ao adorar ídolos debaixo de toda árvore verdejante.
Confesse que não quis ouvir minha voz.
Eu, o Senhor falei!".
14 O Senhor diz:
"Voltem para casa, filhos rebeldes,
pois eu sou seu mestre.
Eu os trarei de volta a Sião —
um desta cidade, dois daquela família —
de onde quer que estejam dispersos.
15 Eu lhes darei líderes segundo meu coração,
que os guiarão com conhecimento e entendimento.
16 "E, quando sua terra voltar a ficar cheia de gente", diz o Senhor, "vocês não terão mais saudades da época em que tinham a arca da aliança do Senhor. Não sentirão falta da arca nem se lembrarão dela, e não será necessário reconstruí-la. 17 Então Jerusalém será conhecida como ‘O Trono do Senhor’. Todas as nações irão até lá para honrar o Senhor. Não seguirão mais os desejos teimosos de seu coração perverso. 18 Naqueles dias, o povo de Judá e o povo de Israel voltarão juntos do exílio no norte, para a terra que dei a seus antepassados como herança para sempre.
19 "Disse comigo:
Como eu gostaria de tratá-los como filhos!
Meu maior desejo era lhes dar esta linda terra,
a herança mais excelente do mundo.
Queria que me chamassem de ‘Pai’
e que jamais se afastassem de mim.
20 Mas você me traiu, povo de Israel!
Foi como esposa infiel que abandona o marido.
Eu, o Senhor, falei."
21 Ouvem-se vozes no alto dos montes,
choro e súplicas dos israelitas,
porque escolheram caminhos tortuosos
e se esqueceram do Senhor, seu Deus.
22 "Meus filhos rebeldes", diz o Senhor,
"voltem para mim, e eu curarei a rebeldia de seu coração."
"Sim, nós voltaremos", o povo responde,
"pois tu és o Senhor, nosso Deus.
23 Nossa idolatria nas colinas
e as orgias religiosas nos montes
não passam de ilusão.
Somente no Senhor, nosso Deus,
Israel encontrará salvação.
24 Desde a juventude observamos nossos antepassados
desperdiçarem com algo vergonhoso
tudo que trabalharam para ter:
rebanhos e gado, filhos e filhas.
25 Que a vergonha nos sirva de cama,
e a desonra, de cobertor,
pois nós e nossos antepassados pecamos
contra o Senhor, nosso Deus.
Desde a juventude até hoje,
nunca lhe obedecemos."
1 Dicen: Si alguno dejare su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro varón, ¿Por ventura volverá a ella más? ¿Por ventura no es ella tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas vuélvete a mí, dijo el SEÑOR.
2 Alza tus ojos a los altos, y ve en qué lugar no te hayas publicado; para ellos te sentabas en los caminos, como árabe en el desierto; y con tus fornicaciones y con tu malicia has contaminado la tierra.
3 Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia de la tarde; y has tenido frente de mala mujer, ni quisiste tener vergüenza.
4 A lo menos desde ahora, ¿no clamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?
5 ¿Por ventura guardará su enojo para siempre? ¿Eternalmente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas maldades pudiste.
6 Y me dijo el SEÑOR en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol umbroso, y allí fornica.
7 Y dije después que hizo todo esto: Vuélvete a mí; mas no se volvió. Y lo vio la rebelde su hermana Judá.
8 Que yo lo había visto; que por todas estas causas en las cuales fornicó la rebelde Israel, yo la envié, y le di la carta de su repudio; y no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
9 Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.
10 Y con todo esto, la rebelde su hermana Judá nunca se tornó a mí de todo su corazón, sino mentirosamente, dijo el SEÑOR.
11 Y me dijo el SEÑOR: Se ha justificado su alma la rebelde Israel en comparación de la desleal Judá.
12 Ve, y clama estas palabras hacia el aquilón, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dijo el SEÑOR; no haré caer mi ira sobre vosotros, porque Misericordioso soy, dijo el SEÑOR, ni guardaré para siempre el enojo .
13 Conoce, empero, tu maldad, porque contra el SEÑOR tu Dios te has rebelado, y tus caminos has derramado a los extraños debajo de todo árbol umbroso, y no oíste mi voz, dice el SEÑOR.
14 Convertíos, oh hijos rebeldes, dijo el SEÑOR, porque yo soy vuestro Señor, y yo os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré en Sion;
15 Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten de ciencia y de inteligencia.
16 Y acontecerá, que cuando os multiplicareis y creciereis en la tierra, en aquellos días, dijo el SEÑOR, no se dirá más: Arca del Pacto del SEÑOR; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la visitarán, ni se hará más.
17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del SEÑOR, y todos los gentiles se congregarán a ella en el nombre del SEÑOR en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su corazón malvado.
18 En aquellos tiempos irán de la Casa de Judá a la Casa de Israel. Y vendrán juntamente de tierra del aquilón a la tierra que hice heredar a vuestros padres.
19 Pero yo dije: ¿Cómo te pondré por hijos, y te daré la tierra deseable, la heredad de codicia de los ejércitos de los gentiles? Y dije: Padre mío me llamarás, y no te apartarás de en pos de mí.
20 Mas como la mujer quiebra la fe de su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh Casa de Israel, dijo el SEÑOR.
21 Voz sobre las alturas fue oída, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, del SEÑOR su Dios se han olvidado.
22 Convertíos, hijos rebeldes, sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti; porque tú eres el SEÑOR nuestro Dios.
23 Ciertamente vanidad son los collados, la multitud de los montes; ciertamente en el SEÑOR nuestro Dios está la salud de Israel.
24 Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.
25 Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre, porque pecamos contra el SEÑOR nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día; y no oímos la voz del SEÑOR nuestro Dios.