1 "Como é frágil o ser humano!
Sua vida é breve e cheia de aflições.
2 Como uma flor, nasce e depois murcha;
como uma sombra passageira, some depressa.
3 É preciso que vigies uma criatura tão frágil
e exijas que te preste contas?
4 Quem pode extrair pureza de algo impuro?
Ninguém!
5 Estabeleceste a extensão de nossa vida;
sabes quantos meses viveremos,
e não recebemos nem um dia a mais.
6 Portanto, dá-nos sossego, deixa-nos descansar!
Somos como trabalhadores braçais;
permite que terminemos nosso trabalho em paz.
7 "Até mesmo uma árvore tem mais esperança,
pois, se for cortada, voltará a brotar e dar novos ramos.
8 Ainda que as raízes tenham envelhecido na terra
e o tronco esteja podre,
9 com o cheiro da água, voltará a brotar
e dar ramos, como uma planta nova.
10 "Mas, quando as pessoas morrem, perdem as forças;
dão o último suspiro e, depois, onde estão?
11 Como a água evapora do lago
e o rio desaparece na seca,
12 são colocadas no túmulo e não voltam a se levantar.
Até que os céus deixem de existir, não acordarão;
não serão despertadas de seu sono.
13 "Quem dera tu me escondesses na sepultura
e me esquecesses ali até tua ira passar!
Quem dera me desses um tempo de descanso,
para que só então te lembrasses de mim!
14 Podem os mortos voltar a viver?
Assim eu teria esperança durante todos os meus anos de luta
e aguardaria a libertação que a morte traz.
15 Tu chamarias, e eu responderia;
tu ansiarias por mim, a obra de tuas mãos.
16 Assim, tu protegerias meus passos,
em vez de vigiares meus pecados.
17 Meus pecados seriam fechados num saco,
e tu cobririas minha culpa.
18 "Em vez disso, assim como os montes desmoronam
e as rochas caem de onde estão,
19 como a água desgasta as pedras
e as enchentes arrastam a terra,
tu destróis a esperança do ser humano.
20 Tu prevaleces sempre sobre ele, e ele se vai;
tu o desfiguras na morte e o mandas embora.
21 Não sabe se os filhos crescerão com honra
ou afundarão no esquecimento.
22 Ele sofre sua própria dor
e lamenta apenas por si mesmo".
1 El hombre nacido de mujer, corto de días, y harto de sinsabores;
2 que sale como una flor y es cortado; y huye como la sombra, y no permanece.
3 ¿Y sobre éste abres tus ojos, y me traes a juicio contigo?
4 ¿Quién hará limpio de inmundo? Nadie.
5 Si sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.
6 Si tú lo dejares, él dejará de ser ; entre tanto deseará, como el jornalero, su día.
7 Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñecerá aún, y sus renuevos no faltarán.
8 Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo,
9 al olor del agua reverdecerá, y hará copa como nueva planta.
10 Mas cuando el hombre morirá, y será cortado; y perecerá el hombre, ¿adónde estará él?
11 Las aguas del mar se fueron, y se agotó el río, se secó.
12 Así el hombre yace, y no se tornará a levantar; hasta que no haya cielo no despertarán, ni recordarán de su sueño.
13 ¡Oh quién me diera que me escondieses en la sepultura, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!
14 Si el hombre muriere, ¿por ventura vivirá? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación.
15 Entonces llamarás, y yo te responderé, a la obra de tus manos desearás.
16 Pues ahora me cuentas los pasos, y no das dilación a mi pecado.
17 Tienes sellada en manojo mi prevaricación, y enmiendas a mi iniquidad.
18 Y ciertamente el monte que cae se deshace, y las peñas son traspasadas de su lugar;
19 las piedras son quebrantadas con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra, de tal manera haces perder al hombre la esperanza.
20 Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; demudarás su rostro, y lo enviarás.
21 Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; o serán afligidos, y no entenderá de ellos.
22 Mas mientras su carne estuviere sobre él se dolerá, y su alma se entristecerá en él.