1 "Grite por socorro, mas alguém responderá?
Qual dos anjos o ajudará?
2 Por certo, o ressentimento destrói o insensato,
e a inveja mata o tolo.
3 Observei que os insensatos têm sucesso por um tempo,
mas desgraça repentina vem sobre eles.
4 Seus filhos perdem toda e qualquer segurança;
são oprimidos no tribunal, e não há quem os defenda.
5 Os famintos devoram sua colheita,
mesmo quando protegida por espinheiros,
e os sedentos anseiam por sua riqueza.
6 Embora o mal não surja do solo,
nem as dificuldades brotem da terra,
7 o ser humano nasce para enfrentar aflições,
tão certo como as faíscas do fogo voam para o alto.
8 "Se eu fosse você, buscaria a Deus
e lhe apresentaria minha causa.
9 Ele faz grandes coisas, maravilhosas demais para entender,
e realiza milagres incontáveis.
10 Dá chuva à terra
e água aos campos.
11 Exalta os humildes
e protege os que sofrem.
12 Frustra os planos dos maliciosos,
para que as obras de suas mãos fracassem.
13 Apanha os sábios em sua própria astúcia
e frustra as intrigas dos ardilosos.
14 Ficam na escuridão em pleno dia
e tateiam ao meio-dia como se fosse noite.
15 Ele salva os pobres das ofensas dos fortes
e os livra das garras dos poderosos.
16 Por fim, os desamparados têm esperança,
e a boca dos perversos é fechada.
17 "Mas como são felizes os que Deus corrige!
Não despreze, portanto, a disciplina do Todo-poderoso.
18 Pois ele fere, mas enfaixa a ferida;
bate, mas suas mãos curam.
19 Ele o livrará de seis desgraças,
e até mesmo na sétima o guardará do mal.
20 Ele o livrará da morte no tempo de fome
e do poder da espada no tempo de guerra.
21 Você estará protegido das calúnias
e não terá medo quando vier a destruição.
22 Rirá da destruição e da fome,
e animais selvagens não o assustarão.
23 Fará um pacto com as pedras do campo,
e os animais selvagens estarão em paz com você.
24 Saberá que seu lar está seguro;
ao contar seus bens, de nada achará falta.
25 Terá muitos filhos,
tantos descendentes como o capim no pasto.
26 Em boa velhice irá para a sepultura,
como um feixe de cereal colhido no tempo certo.
27 "Observamos a vida e vimos que tudo isso é verdade;
ouça meu conselho e aplique-o à sua vida".
1 Ahora pues da voces, si habrá quien te responda; y ¿si habrá alguno de los santos a quien mires?
2 Es cierto que al loco la ira lo mata, y al codicioso consume la envidia.
3 Yo he visto al loco que echaba raíces, y en la misma hora maldije su habitación.
4 Sus hijos estarán lejos de la salud, y en la puerta serán quebrantados, y no habrá quien los libre.
5 Su mies comerán los hambrientos, y la sacarán de entre las espinas, y los sedientos beberán su hacienda.
6 Porque la iniquidad no sale del polvo, ni el castigo reverdece de la tierra.
7 Antes como las chispas se levantan para volar por el aire , así el hombre nace para la aflicción.
8 Ciertamente yo buscaría a Dios, y depositaría en él mis negocios;
9 el cual hace grandes cosas, que no hay quien las comprenda; y maravillas que no tienen cuento.
10 Que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre las faces de las plazas.
11 Que pone a los humildes en altura, y los enlutados son levantados a salud.
12 Que frustra los pensamientos de los astutos, para que sus manos no hagan nada.
13 Que prende a los sabios en su astucia, y el consejo de sus adversarios es entontecido.
14 De día se topan con tinieblas, y en mitad del día andan a tientas como de noche.
15 Y libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta.
16 Que es esperanza al menesteroso, y la iniquidad cerró su boca.
17 He aquí, que bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto no menosprecies la corrección del Todopoderoso.
18 Porque él es el que hace la plaga, y él la ligará; el hiere, y sus manos curan.
19 En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal.
20 En el hambre te redimirá de la muerte, y en la guerra de las manos del cuchillo.
21 Del azote de la lengua serás encubierto; ni temerás de la destrucción cuando viniere.
22 De la destrucción y del hambre te reirás, y no temerás de las bestias del campo;
23 pues aun con las piedras del campo tendrás tu concierto, y las bestias del campo te serán pacíficas.
24 Y sabrás que hay paz en tu tienda; y visitarás tu morada, y no pecarás.
25 Y entenderás que tu simiente es mucha, y tus renuevos como la hierba de la tierra.
26 Y vendrás en la vejez a la sepultura, como el montón de trigo que se coge a su tiempo.
27 He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así: Oyelo, y juzga tú para contigo.