1 "Desejo curar Israel, mas seus pecados são grandes demais;
Samaria está cheia de mentirosos.
Há ladrões do lado de dentro
e bandidos do lado de fora.
2 Seu povo não percebe
que eu o observo.
Está cercado por seus atos pecaminosos,
e eu vejo todos eles.
3 "Com suas maldades, divertem o rei,
e os príncipes riem de suas mentiras.
4 São todos adúlteros,
sempre ardendo de paixão.
São como o forno mantido quente,
enquanto o padeiro bate a massa.
5 No dia da festa do rei, os príncipes se embebedam com vinho
e dão as mãos aos zombadores.
6 Seu coração é como um forno
que arde com intriga.
Sua trama queima a noite toda
e, pela manhã, irrompe em chamas abrasadoras.
7 Como um forno ardente,
consomem seus líderes.
Matam seus reis, um após o outro,
e ninguém clama a mim por socorro.
8 "O povo de Israel se mistura com outros povos
e se torna imprestável como um bolo mal assado.
9 Estrangeiros consomem suas forças,
mas eles não sabem disso.
Seus cabelos ficam brancos,
mas eles não se dão conta.
10 Sua arrogância testemunha contra eles,
e, no entanto, não se voltam para o Senhor, seu Deus,
nem buscam encontrá-lo.
11 "O povo de Israel se tornou como pombas tolas e sem juízo,
que primeiro chamam o Egito
e depois voam até a Assíria para pedir socorro.
12 Enquanto voam de um lado para o outro,
lançarei sobre eles minha rede
e os derrubarei como uma ave do céu;
eu os castigarei por todo o mal que fizeram.
13 "Que aflição espera os que me abandonaram!
Que morram, pois se rebelaram contra mim.
Eu desejava resgatá-los,
mas contaram mentiras a meu respeito.
14 Não clamam a mim de coração sincero;
em vez disso, gemem angustiados em suas camas.
Cortam-se ritualmente e suplicam por trigo e vinho novo,
mas de mim se afastam.
15 Eu os instruí e os fortaleci,
mas agora tramam o mal contra mim.
16 Olham para toda parte, menos para o Altíssimo;
são inúteis, como um arco defeituoso.
Seus líderes serão mortos por seus inimigos,
por causa de sua insolência contra mim.
Então o povo do Egito
rirá deles."
1 Estando yo curando a Israel, se descubrió la iniquidad de Efraín, y las maldades de Samaria; porque obraron engaño; y viene el ladrón, y el salteador despoja de fuera.
2 Y no dicen en su corazón que tengo en la memoria toda su maldad; ahora los rodearán sus obras; delante de mi presencia están.
3 Con su maldad alegran al rey, y a los príncipes con sus mentiras.
4 Todos ellos adúlteros; son como horno encendido por el hornero, el cual cesará de despertar después que esté hecha la masa, hasta que esté leudada.
5 El día de nuestro Rey los príncipes lo hicieron enfermar con odre de vino; extendió su mano con los escarnecedores.
6 Porque aplicaron su corazón, semejante a un horno, en sus asechanzas; toda la noche duerme su hornero; a la mañana está su horno encendido como llama de fuego.
7 Todos ellos arden como un horno, y devoraron a sus jueces; cayeron todos sus reyes; no hay entre ellos quien clame a mí.
8 Efraín se envolvió con los pueblos; Efraín fue torta no vuelta.
9 Comieron extraños su sustancia, y él no lo supo; y aun vejez se ha esparcido por él, y él no lo entendió.
10 Y la soberbia de Israel testificará contra él en su cara; y no se tornaron al SEÑOR su Dios, ni lo buscaron con todo esto.
11 Y fue Efraín como paloma engañada, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán al asirio.
12 Cuando fueren, extenderé sobre ellos mi red; los haré caer como aves del cielo; los castigaré conforme a lo que se ha oído en sus congregaciones.
13 ¡Ay de ellos! Porque se apartaron de mí; destrucción sobre ellos, porque contra mí se rebelaron; yo los redimí, y ellos hablaron contra mí mentiras.
14 Y no clamaron a mí con su corazón cuando aullaron sobre sus camas; para el trigo y el mosto se congregaron; se rebelaron contra mí.
15 Y yo los ceñí, esforcé sus brazos, y contra mí pensaron mal.
16 Se tornaron, mas no al Altísimo; fueron como arco engañoso; cayeron sus príncipes a cuchillo por la soberbia de su lengua; éste será su escarnio en la tierra de Egipto.