3 En el día que temo, Yo en ti confío.
4 En Dios alabaré su palabra: En Dios he confiado, no temeré Lo que la carne me hiciere.
10 No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
4 No temas, que no serás avergonzada; y no te avergüences, que no serás afrentada: antes, te olvidarás de la vergüenza de tu mocedad, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.
9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres.
9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres.
13 Porque yo Jehová soy tu Dios, que te ase de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudé.
13 Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos.
13 Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos.
14 Aguarda á Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera á Jehová.
14 Aguarda á Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera á Jehová.
6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es el que va contigo: no te dejará ni te desamparará.
6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es el que va contigo: no te dejará ni te desamparará.
3 Bendito sea el Dios y Padre del Señor Jesucristo, el Padre de misericordias, y el Dios de toda consolación,
4 El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar á los que están en cualquiera angustia, con la consolación con que nosotros somos consolados de Dios.
8 Y Jehová es el que va delante de ti; él será contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas, ni te intimides.
7 Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
7 Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
49 Y viéndole ellos, que andaba sobre la mar, pensaron que era fantasma, y dieron voces;
50 Porque todos le veían, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les dijo: Alentaos; yo soy, no temáis.
15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre.
5 Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
6 De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me hará el hombre.
28 Y en nada intimidados de los que se oponen: que á ellos ciertamente es indicio de perdición, mas á vosotros de salud; y esto de Dios;
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
24 Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome vuestro corazón aliento.
1 Salmo de David. JEHOVA es mi luz y mi salvación: ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme?
27 La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
5 No temas, porque yo soy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.
20 Dijo más David á Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y ponlo por obra; no temas, ni desmayes, porque el Dios Jehová, mi Dios, será contigo: él no te dejará, ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
7 Tenemos empero este tesoro en vasos de barro, para que la alteza del poder sea de Dios, y no de nosotros:
8 Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperamos;
9 Perseguidos, mas no desamparados; abatidos, mas no perecemos;
10 Llevando siempre por todas partes la muerte de Jesús en el cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos.
11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados á muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal.
13 ¿Y quién es aquel que os podrá dañar, si vosotros seguís el bien?
14 Mas también si alguna cosa padecéis por hacer bien, sois bienaventurados. Por tanto, no temáis por el temor de ellos, ni seáis turbados;
18 En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor.