Crianças
12 Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre:
19 Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios.
7 El justo que camina en su integridad, Bienaventurados serán sus hijos después de él.
5 El necio menosprecia el consejo de su padre: Mas el que guarda la corrección, vendrá á ser cuerdo.
1 EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
2 Y llamando Jesús á un niño, le puso en medio de ellos,
3 Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
4 Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos.
31 Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa.
25 El hijo necio es enojo á su padre, Y amargura á la que lo engendró.
8 Oye, hijo mío, la doctrina de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre:
9 Porque adorno de gracia serán á tu cabeza, Y collares á tu cuello.
32 Ahora pues, hijos, oidme: Y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
33 Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis.
7 El que guarda la ley es hijo prudente: Mas el que es compañero de glotones, avergüenza á su padre.
13 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reñían á los que los presentaban.
14 Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo estorbéis; porque de los tales es el reino de Dios.
15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
21 Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
24 El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
4 Que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad;
25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las hayas revelado á los niños.
40 Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, que yo te mando hoy, para que te vaya bien á ti y á tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre.
20 Hijos, obedeced á vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.
5 Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido.
6 Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo.
7 Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga?
8 Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos.
9 Por otra parte, tuvimos por castigadores á los padres de nuestra carne, y los reverenciábamos, ¿por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
2 Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes á él, porque le veremos como él es.
3 Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio.
1 EL hijo sabio toma el consejo del padre: Mas el burlador no escucha las reprensiones.
16 Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
19 El que vive, el que vive, éste te confesará, como yo hoy: El padre hará notoria tu verdad á los hijos.
6 Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
10 Mirad no tengáis en poco á alguno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón:
7 Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes:
22 Huye también los deseos juveniles; y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz, con los que invocan al Señor de puro corazón.
1 HIJO mío, no te olvides de mi ley; Y tu corazón guarde mis mandamientos:
2 Porque largura de días, y años de vida Y paz te aumentarán.
52 Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres.
11 Aun el muchacho es conocido por sus hechos, Si su obra fuere limpia y recta.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
14 Y Jesús dijo: Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí; porque de los tales es el reino de los cielos.
26 El que roba á su padre y ahuyenta á su madre, Hijo es avergonzador y deshonrador.
13 Y todos tus hijos serán enseñados de Jehová; y multiplicará la paz de tus hijos.
14 Y Jesús dijo: Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí; porque de los tales es el reino de los cielos.
26 Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
27 Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.
6 Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
3 He aquí, heredad de Jehová son los hijos: Cosa de estima el fruto del vientre.
9 BETH. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
2 Y lo que has oído de mí entre muchos testigos, esto encarga á los hombres fieles que serán idóneos para enseñar también á otros.
13 Y todos tus hijos serán enseñados de Jehová; y multiplicará la paz de tus hijos.
7 Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes:
11 Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados.
12 Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; Nuestras hijas como las esquinas labradas á manera de las de un palacio;
1 HIJO mío, no te olvides de mi ley; Y tu corazón guarde mis mandamientos:
6 Corona de los viejos son los hijos de los hijos; Y la honra de los hijos, sus padres.
12 Porque al que ama castiga, Como el padre al hijo á quien quiere.
4 No tengo yo mayor gozo que éste, el oir que mis hijos andan en la verdad.
9 Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
28 Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, porque te vaya bien á ti y á tus hijos después de ti para siempre, cuando hicieres lo bueno y lo recto en los ojos de Jehová tu Dios.
6 Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
1 Y EL joven Samuel ministraba á Jehová delante de Eli: y la palabra de Jehová era de estima en aquellos días; no había visión manifiesta.
15 La vara y la corrección dan sabiduría: Mas el muchacho consentido avergonzará á su madre.
21 Padres, no irritéis á vuestros hijos, porque no se hagan de poco ánimo.
11 Venid, hijos, oidme; El temor de Jehová os enseñaré.
1 MEJOR es el pobre que camina en su sencillez, Que el de perversos labios y fatuo.
3 Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
4 Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos.
5 Y cualquiera que recibiere á un tal niño en mi nombre, á mí recibe.
6 Corona de los viejos son los hijos de los hijos; Y la honra de los hijos, sus padres.
15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre.
1 MIRAD cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce á él.
14 Después miré, y levantéme, y dije á los principales y á los magistrados, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos: acordaos del Seños grande y terrible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
20 El hijo sabio alegra al padre: Mas el hombre necio menosprecia á su madre.
9 BETH. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
12 Os escribo á vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os son perdonados por su nombre.
22 Oye á tu padre, á aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
23 Compra la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza, y la inteligencia.
8 Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel.
14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
1 HIJOS, obedeced en el Señor á vuestros padres; porque esto es justo.
2 Honra á tu padre y á tu madre, que es el primer mandamiento con promesa,
3 Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
4 No tengo yo mayor gozo que éste, el oir que mis hijos andan en la verdad.
4 Y él me enseñaba, y me decía: Mantenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás:
5 Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;
15 ¿Olvidaráse la mujer de lo que parió, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.
16 He aquí que en las palmas te tengo esculpida: delante de mí están siempre tus muros.
1 SED, pues, imitadores de Dios como hijos amados:
13 No rehuses la corrección del muchacho: Porque si lo hirieres con vara, no morirá.
46 Y díjoles: Poned vuestro corazón á todas las palabras que yo os protesto hoy, para que las mandéis á vuestros hijos, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley.
47 Porque no os es cosa vana, mas es vuestra vida: y por ellas haréis prolongar los días sobre la tierra, para poseer la cual pasáis el Jordán.
36 Y tomando un niño, púsolo en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dice:
37 El que recibiere en mi nombre uno de los tales niños, á mí recibe; y el que á mí recibe, no recibe á mí, mas al que me envió.
15 Y cuando hubieron comido, Jesús dijo á Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Dícele; Sí Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos.