2 Cada uno de nosotros agrade á su prójimo en bien, á edificación.
31 Y el segundo es semejante á él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
3 Nada hagáis por contienda ó por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos á los otros:
18 Nadie se engañe á sí mismo: si alguno entre vosotros parece ser sabio en este siglo, hágase simple, para ser sabio.
36 Inclina mi corazón á tus testimonios, Y no á la avaricia.
24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
24 Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
16 Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
25 El alma liberal será engordada: Y el que saciare, él también será saciado.
2 No toma placer el necio en la inteligencia, Sino en lo que su corazón se descubre.
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí.
34 Y llamando á la gente con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sinrazón, no se ensancha;
5 No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal;