4 Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, á Judea, á la ciudad de David, que se llama Bethlehem, por cuanto era de la casa y familia de David;
5 Para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de parir.
7 Y parió á su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y acostóle en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
20 Y pensando él en esto, he aquí el ángel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir á María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
21 Y parirá un hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará á su pueblo de sus pecados.
22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fué dicho por el Señor, por el profeta que dijo:
23 He aquí la virgen concebirá y parirá un hijo, Y llamarás su nombre Emmanuel, que declarado, es: Con nosotros Dios.
24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió á su mujer.
25 Y no la conoció hasta que parió á su hijo primogénito: y llamó su nombre JESUS.
15 Y aconteció que como los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos á los otros: Pasemos pues hasta Bethlehem, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha manifestado.
16 Y vinieron apriesa, y hallaron á María, y á José, y al niño acostado en el pesebre.
17 Y viéndolo, hicieron notorio lo que les había sido dicho del niño.
18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.
14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es á saber, al diablo,
15 Y librar á los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos á servidumbre.
30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.
31 Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESUS.
32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre:
33 Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin.
37 Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tu? Respondió Jesús: Tu dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio á la verdad. Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz.
9 Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño.
10 Y vista la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.
11 Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones, oro, é incienso y mirra.
12 Y siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen á Herodes, se volvieron á su tierra por otro camino.
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús:
6 El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual á Dios:
7 Sin embargo, se anonadó á sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante á los hombres;
8 Y hallado en la condición como hombre, se humilló á sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
4 Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito á la ley,
5 Para que redimiese á los que estaban debajo de la ley, á fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
17 Por lo cual, debía ser en todo semejante á los hermanos, para venir á ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo.
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
10 Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:
11 Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
12 Y esto os será por señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, echado en un pesebre.
18 Y el nacimiento de Jesucristo fué así: Que siendo María su madre desposada con José, antes que se juntasen, se halló haber concebido del Espíritu Santo.