Salvação

3 Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.

13 Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á perdición, y muchos son los que entran por ella.

14 Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan.

9 ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,

10 Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios.

22 Porque así como en Adam todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.

36 El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

28 Así también Cristo fué ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos; y la segunda vez, sin pecado, será visto de los que le esperan para salud.

47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los Gentiles, Para que seas salud hasta lo postrero de la tierra.

10 Porque el Hijo del hombre vino á buscar y á salvar lo que se había perdido.

6 Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.

11 Porque la gracia de Dios que trae salvación á todos los hombres, se manifestó.

12 Enseñándonos que, renunciando á la impiedad y á los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, y justa, y píamente,

10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

22 Y casi todo es purificado según la ley con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

9 Que nos salvó y llamó con vocación santa, no conforme á nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,

5 No por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo;

10 Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para salud.

27 Entonces Jesús mirándolos, dice: Para los hombres es imposible; mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.

28 Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.

8 Al cual, no habiendo visto, le amáis; en el cual creyendo, aunque al presente no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado;

9 Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salud de vuestras almas.

16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

12 Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre:

9 El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

16 Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud á todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego.

8 Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios:

9 No por obras, para que nadie se gloríe.

9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.

3 Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

10 Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para salud.

31 Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa.

20 He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.

31 Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa.

1 Al Músico principal: á Jeduthúm: Salmo de David. EN Dios solamente está callada mi alma: De él viene mi salud.

12 Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos.

17 Aunque la higuera no florecerá, Ni en las vides habrá frutos; Mentirá la obra de la oliva, Y los labrados no darán mantenimiento. Y las ovejas serán quitadas de la majada, Y no habrá vacas en los corrales;

18 Con todo yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salud.

27 Y él les dijo: Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios.

23 Por cuanto todos pecaron, y están distituídos de la gloria de Dios;

17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

52 Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha salvado. Y luego cobró la vista, y seguía á Jesús en el camino.

23 Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

7 Ciertamente apenas muere algun por un justo: con todo podrá ser que alguno osara morir por el bueno.

8 Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

4 Porque en mis ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y yo te amé: daré pues hombres por ti, y naciones por tu alma.

21 Y será que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

35 Dísteme asimismo el escudo de tu salud: Y tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha acrecentado.

36 Ensanchaste mis pasos debajo de mí, Y no titubearon mis rodillas.