17 Hierro con hierro se aguza; y el hombre le da ánimo a su amigo.
63 Compañero soy yo a todos los que te temieren, y guardaren tus mandamientos.
33 No erréis; los malos compañeros corrompen el buen carácter.
5 Mejor es la reprensión manifiesta que el amor oculto.
6 Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece.
9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
3 E hicieron alianza Jonatán y David, porque él le amaba como a su propia alma.
11 Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
12 Ninguno vio jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su caridad es completada en nosotros;
6 Muchos hombres publican cada uno su misericordia; mas varón de verdad, ¿quién lo hallará?
10 No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
20 El que anda con los sabios, sabio será; mas el que se allega a los locos, será destruido.
17 En todo tiempo ama el amigo; mas el hermano para la angustia es nacido.
13 Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su alma por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hiciereis las cosas que yo os mando.
15 Ya no os diré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; mas os he dicho amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he hecho notorias.
9 El ungüento y el incienso alegran el corazón; así la dulzura del amigo con el consejo del alma.
1 Canción de las gradas: de David. ¡Mirad cuán bueno y cuán suave es habitar los hermanos igualmente en uno!
2 Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende sobre el borde de sus vestiduras;
3 como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion. Porque allí envía el SEÑOR bendición, y vida eterna.
24 No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos;
25 para que no aprendas sus veredas, y tomes lazo para tu alma.
16 En esto hemos conocido la caridad de Dios , en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los Hermanos.
17 Mas el que tuviere bienes de este mundo, y viere a su hermano tener necesidad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo permanece la caridad de Dios en él?
18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con obra y de verdad.
24 El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano.
10 amando la caridad de la hermandad los unos con los otros; previniéndoos con honra los unos a los otros;
12 Este es mi mandamiento: Que os ameis los unos a los otros, como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su alma por sus amigos.
4 Las riquezas allegan muchos amigos; mas el pobre, de su amigo es apartado.
23 ¿Y que la Escritura fue cumplida, que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue imputado a justicia, y fue llamado amigo de Dios?