9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
11 También si dos durmieren juntos , se calentarán; mas ¿cómo se calentará uno solo?
12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos estarán contra él; y cordón de tres dobleces no presto se rompe.
18 Y dijo el SEÑOR Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda que esté delante de él.
33 Así también haga cada uno de vosotros, cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer que tenga en reverencia a su marido.
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección.
2 ¡Oh!, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
3 Por el olor de tus suaves ungüentos (Ungüento derramado es tu nombre), por eso las doncellas te amaron.
6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como un signo sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duro como el sepulcro el celo; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre toda la hacienda de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarán.
18 Será bendito tu manantial; y alégrate de la mujer de tu juventud.
19 Como cierva de amores y graciosa gacela, sus pechos te satisfagan en todo tiempo; y en su amor andarás ciego de continuo, sin fijar tus ojos en nadie más .
20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, y abrazarás el seno de la extraña?
4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sin razón, no se envanece;
5 no es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal;
6 no se recrea de la injusticia, mas se recrea de la verdad;
7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
22 El que halló esposa halló el bien, y alcanzó la benevolencia del SEÑOR.
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
29 Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y regala, como también El Señor a su Iglesia;
22 y edificó el SEÑOR Dios la costilla que tomó del hombre, en mujer, y la trajo al hombre.
23 Y dijo el hombre: Esta vez, hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del Varón fue tomada.
24 Por tanto, el varón dejará a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán por una carne.
9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has preso mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de tu cuello.
6 Así que, no son ya más dos, sino una carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre.
15 He aquí que tú eres hermosa, oh compañera mía; he aquí que eres hermosa; tus ojos de paloma.
16 He aquí que tú eres hermoso, oh amado mío, y suave; nuestro lecho también florido.
15 ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de Espíritu? ¿Y por qué uno? Procurando simiente de Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y contra la mujer de vuestra mocedad no seáis desleales.
5 Cuando tomare alguno mujer nueva, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a su mujer que tomó.