1 Alabad al SEÑOR, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia.
10 Extiende tu misericordia a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.
20 Con Cristo estoy juntamente colgado en el madero, y vivo, no ya yo, sino vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí.
7 Carísimos, amémonos unos a otros; porque la caridad es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
8 El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es caridad.
3 Porque esta es la caridad de Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos.
8 Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, en que siendo aún pecadores, el Cristo murió por nosotros.
4 Porque en mis ojos fuiste de gran estima, fuiste digno de honra, y yo te amé.
3 El SEÑOR se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo : Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia.
17 Yo amo a los que me aman; y los que me buscan me hallan.
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
9 Concebimos según tu misericordia, oh Dios, en medio de tu Templo.
15 Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad;
17 El SEÑOR está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cantar.
7 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, que habéis tenido desde el principio: el mandamiento antiguo es la Palabra que habéis oído desde el principio.
8 Otra vez os escribo un mandamiento nuevo, que es la verdad en él y en vosotros; porque las tinieblas son pasadas, y la verdadera luz ya alumbra.
16 Y nosotros hemos conocido y creído la caridad que Dios tiene en nosotros. Dios es caridad; y el que permanece en caridad, permanece en Dios, y Dios en él.
1 Mirad cuál caridad nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.
4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sin razón, no se envanece;
19 Nosotros lo amamos a él, porque él primero nos amó.
5 Y el Señor enderece vuestros corazones en la caridad de Dios, y en la esperanza del Cristo.
14 La gracia del Señor Jesús, el Cristo, y la caridad de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén.
9 En esto se mostró la caridad de Dios en nosotros, en que Dios envió su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
10 En esto consiste la caridad, no porque nosotros hayamos amado a Dios, sino porque él nos amó a nosotros, y ha enviado a su Hijo para ser aplacación por nuestros pecados.
11 Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.
38 Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar de la caridad de Dios, que es en el Ungido, Jesús, Señor nuestro.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su mucha caridad con que nos amó,
5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con el Cristo; por cuya gracia sois salvos;
8 Misericordioso y clemente es el SEÑOR; lento para la ira, y grande en misericordia.