8 Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad cubrirá multitud de pecados.
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os ameis unos a otros; como os he amado, que también os améis los unos a los otros.
35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
8 Y finalmente, sed todos de un consentimiento, de una afección, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
9 Mas acerca del amor entre los hermanos no tenéis necesidad que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os mostréis caridad los unos a los otros;
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección.
8 Si en verdad cumplís vosotros la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;
11 Porque, esta es la anunciación que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
14 Nosotros sabemos que somos pasados de muerte a vida, en que amamos a los Hermanos. El que no ama a su Hermano, permanece en muerte.
10 En esto consiste la caridad, no porque nosotros hayamos amado a Dios, sino porque él nos amó a nosotros, y ha enviado a su Hijo para ser aplacación por nuestros pecados.
11 Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
12 Ninguno vio jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su caridad es completada en nosotros;
20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su Hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su Hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar a Dios que no ha visto?
21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: Que el que ama a Dios, ame también a su Hermano.
12 Este es mi mandamiento: Que os ameis los unos a los otros, como yo os he amado.
10 amando la caridad de la hermandad los unos con los otros; previniéndoos con honra los unos a los otros;
8 No debáis a nadie nada, sino amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, cumplió la ley.
37 Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y de toda tu mente.
38 Este es el Primero y el Grande Mandamiento.
39 Y el Segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
13 Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su alma por sus amigos.
16 En esto hemos conocido la caridad de Dios , en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los Hermanos.
17 Mas el que tuviere bienes de este mundo, y viere a su hermano tener necesidad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo permanece la caridad de Dios en él?
18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con obra y de verdad.
1 El amor de la hermandad permanezca.
2 No olvidéis la hospitalidad, porque por ésta algunos, habiendo hospedado ángeles, fueron guardados.
3 Acordaos de los presos como presos juntamente con ellos; y de los afligidos, como también vosotros mismos sois del cuerpo.
7 Carísimos, amémonos unos a otros; porque la caridad es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.