3 entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su mucha caridad con que nos amó,
5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con el Cristo; por cuya gracia sois salvos;
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
27 Mas a vosotros los que oís, digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
28 Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
8 Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad cubrirá multitud de pecados.
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios;
24 justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Jesús el Cristo;
16 En esto hemos conocido la caridad de Dios , en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los Hermanos.
4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sin razón, no se envanece;
5 no es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal;
19 Nosotros lo amamos a él, porque él primero nos amó.
7 Ciertamente apenas muere alguno por un justo; porque por lo bueno puede ser que alguno osara morir.
8 Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, en que siendo aún pecadores, el Cristo murió por nosotros.
17 En todo tiempo ama el amigo; mas el hermano para la angustia es nacido.
3 El SEÑOR se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo : Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia.
6 no se recrea de la injusticia, mas se recrea de la verdad;
7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
26 Alabad al Dios de los cielos; porque para siempre es su misericordia.
9 En esto se mostró la caridad de Dios en nosotros, en que Dios envió su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
4 Pero cuando se manifestó la bondad del Salvador nuestro Dios, y su amor para con los hombres,
5 no por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia, nos salvó por el lavamiento de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo;
6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesús, el Cristo, nuestro Salvador,
35 ¿Quién nos apartará de la caridad del Cristo? ¿tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o cuchillo?
8 Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, en que siendo aún pecadores, el Cristo murió por nosotros.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os calumnian y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueva sobre justos e injustos.
46 Porque si amareis a los que os aman, ¿qué salario tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si abrazareis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los publicanos?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
10 En esto consiste la caridad, no porque nosotros hayamos amado a Dios, sino porque él nos amó a nosotros, y ha enviado a su Hijo para ser aplacación por nuestros pecados.
5 SEÑOR, hasta los cielos es tu misericordia; tu verdad hasta las nubes.