4 Bienaventurados los que lloran (enlutados) , porque ellos recibirán consolación.
26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, aquel os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho.
5 Desde la angustia invoqué a JAH; y me respondió JAH, poniéndome en anchura.
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Cristo, el Padre de misericordias, y el Dios de toda consolación,
4 el que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier angustia, con la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
5 Mas el Dios de la paciencia y de la consolación os dé que entre vosotros seáis unánimes según el Ungido Jesús;
5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones del Cristo, así abunda también, por Cristo, nuestra consolación.
26 Pero cuando viniere el Consolador, el cual yo os enviaré del Padre, el Espíritu de Verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí.
16 No tendrán más hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni ningún otro calor;
17 porque el Cordero que está en medio del trono los regirá, y los guiará a fuentes vivas de aguas; y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.
12 Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, del hijo del hombre, que por heno será contado?
7 Pero yo os digo la verdad: Os es necesario que yo me vaya; porque si yo no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
19 En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.
16 y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que permanece con vosotros para siempre: