7 Cuando llegaron a Misia, intentaron de ir a Bitinia; mas el Espíritu no les dejó.
11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dijo el SEÑOR, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
1 Por tanto nosotros también, teniendo puesta sobre nosotros una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos por paciencia la carrera que nos es propuesta,
31 Pues si coméis, o si bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, (el cual da a todos abundantemente, y sin reproche) y le será dada.
5 Y se le apareció el SEÑOR a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quisieres que yo te dé.
6 Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, según la manera que él anduvo delante de ti con verdad, con justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has guardado ésta tu grande misericordia, que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.
7 Ahora pues, el SEÑOR Dios mío, tú has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, que no sé cómo entrar ni salir.
8 Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú elegiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.
9 Da pues a tu siervo corazón dócil para juzgar a tu pueblo, para que pueda juzgar entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar éste tu pueblo tan grande?
10 Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.
11 Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, mas demandaste para ti inteligencia para oír juicio;
12 he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.
5 Fíate del SEÑOR de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia.
6 Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
16 Toda Escritura es inspirada divinamente y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
14 Cuando faltaren la inteligencia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay salud.
1 Había entonces en la Iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio Cireneo, y Manaén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.
2 Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado.
3 Entonces habiendo ayunado y orado, y puesto las manos encima de ellos, los despidieron.
33 La suerte se echa en el regazo; mas del SEÑOR es el juicio de ella.
6 Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
14 Y esta es la confianza que tenemos en Dios, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
1 Segun su antojo busca el que se desvía; en toda doctrina se envolverá.
2 No toma placer el loco en la inteligencia, sino en lo que descubre su corazón.
3 Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, y con el deshonrador la afrenta.
4 Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; y arroyo revertiente, la fuente de la sabiduría.
5 Tener respeto a la persona del impío, para hacer caer al justo de su derecho, no es bueno.
6 Los labios del loco vienen con pleito; y su boca a plaga llama.
7 La boca del loco es quebrantamiento para sí, y sus labios son lazos para su alma.
8 Las palabras del chismoso parecen blandas, mas ellas descienden hasta lo íntimo del vientre.
9 También el que es negligente en su obra es hermano del gran desolador.
10 Torre fuerte es el nombre del SEÑOR; a él correrá el justo, y será levantado.
11 Las riquezas del rico son la ciudad de su fortaleza, y como un muro alto en su imaginación.
12 Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra es el abatimiento.
13 El que responde palabra antes de oír, le es locura y oprobio.
14 El espíritu del hombre soportará su enfermedad; mas ¿quién soportará al espíritu quebrantado?
17 para que el hombre de Dios sea perfecto, perfectamente equipado para toda buena obra.
9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu simplicidad? Blasfema a Dios, y muérete.
10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las locas, has hablado. Está bien: recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.