14 Y Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis de venir a mí; porque de los tales es el Reino de los cielos.
6 Instruye al niño en su carrera; aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
13 Y todos tus hijos serán enseñados del SEÑOR; y multiplicará la paz de tus hijos.
15 Mas los príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! Se indignaron,
16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí; ¿nunca leisteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
3 He aquí, heredad del SEÑOR son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
1 En aquel tiempo se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el Reino de los cielos?
2 Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,
3 Y dijo: De cierto os digo, que si no os convirtáis, y fuereis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos.
4 Así que, cualquiera que se abajare como este niño, éste es el mayor en el Reino de los cielos.
10 Mirad que no tengáis en poco a alguno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.
36 Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dice:
37 El que recibiere en mi nombre uno de los tales niños, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí, sino al que me envió.
20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.
21 Padres, no irritéis a vuestros hijos, para que no se vuelvan de poco ánimo.
1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, (que es el primer mandamiento con promesa),
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
15 De cierto os digo, que el que no recibiere el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
24 el SEÑOR te bendiga, y te guarde;
25 el SEÑOR haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
26 el SEÑOR alce a ti su rostro, y ponga en ti paz.