31 Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
16 Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación, y toda obra perversa.
24 Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
36 Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.
2 No toma placer el loco en la inteligencia, sino en lo que descubre su corazón.
24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en bien, para edificación.
34 Y llamando a la multitud con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.
18 Nadie se engañe a sí mismo ; si alguno entre vosotros parece ser sabio en este siglo, hágase loco, para ser de veras sabio.
25 El alma de bendición a los demás será engordada; y el que saciare, él también será saciado.
20 Con Cristo estoy juntamente colgado en el madero, y vivo, no ya yo, sino vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí.
4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sin razón, no se envanece;
5 no es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal;
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros;