Esperar no Senhor

22 Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro,

23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra del Dios, viviente y que permanece para siempre.

24 Porque: Toda carne es como la hierba, y toda la gloria del hombre, como la flor de la hierba. Se seca la hierba, y la flor se cae;

25 mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la Palabra que por el Evangelio os ha sido anunciada.

5 Esperé yo al SEÑOR, esperó mi alma; a su palabra he esperado.

6 Mi alma esperó al SEÑOR más que los centinelas esperan a la mañana, más que los centinelas a la mañana.

9 El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; pero es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.

1 Entonces el Reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

2 Y cinco de ellas eran prudentes, y cinco fatuas.

3 Las que eran fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas.

5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas, y se durmieron.

6 Y a la medianoche fue hecho un clamor: He aquí, el esposo viene; salid a recibirle.

7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y aderezaron sus lámparas.

8 Y las fatuas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

9 Mas las prudentes respondieron, diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id antes a los que venden, y comprad para vosotras.

10 Y mientras que ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

11 Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos.

12 Mas respondiendo él, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.

1 Al Vencedor: Salmo de David. Pacientemente esperé al SEÑOR, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

3 Y puso en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y esperarán en el SEÑOR.

4 Bienaventurado el varón que puso al SEÑOR por su confianza, y no miró a los soberbios, ni a los que declinan a la mentira.

5 Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados.

6 Sacrificio y presente no te agrada; me has labrado oídos; holocausto y expiación no has demandado.

7 Entonces dije: He aquí, vengo; en el envoltorio del libro está escrito de mí:

8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas.

9 He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no detuve mis labios, SEÑOR, tú lo sabes.

10 No encubrí tu justicia en medio de mi corazón; tu verdad y tu salud he declarado; no negué tu misericordia y tu verdad en grande ayuntamiento.

11 Tú, SEÑOR, no detengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.

12 Porque me han cercado males hasta no haber cuanto; me han asido mis maldades, y no puedo ver; se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.

13 Quieras, oh SEÑOR, librarme; SEÑOR, apresúrate a socorrerme.

14 Sean avergonzados y confusos a una los que buscan mi vida para cortarla; vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean.

20 Nuestra alma esperó al SEÑOR; nuestra ayuda y nuestro escudo es él.

21 Por tanto en él se alegrará nuestro corazón, porque en el Nombre de su santidad hemos confiado.

22 Sea tu misericordia, oh SEÑOR, sobre nosotros, como te hemos esperado.

5 Alma mía, en Dios solamente reposa; porque de él es mi esperanza.

5 Fíate del SEÑOR de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia.

6 Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.

18 Por tanto, el SEÑOR os esperará para tener misericordia de vosotros, y por tanto será ensalzado teniendo de vosotros misericordia; porque el SEÑOR es Dios de juicio; bienaventurados todos los que a él esperan.

31 pero los que esperan al SEÑOR tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas, como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

1 De David. El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?

2 Cuando se allegaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.

3 Aunque se asiente campamento contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo en esto confío.

4 Una cosa he demandado al SEÑOR, ésta buscaré; que esté yo en la Casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para inquirir en su templo.

5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me esconderá en el escondrijo de su tienda; en roca me pondrá alto.

6 Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis enemigos en derredor mío; y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y salmearé al SEÑOR.

7 Oye, oh SEÑOR, mi voz con que a ti llamo; ten misericordia de mí, y respóndeme.

8 Mi corazón me ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh SEÑOR.

9 No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.

10 Porque mi padre y mi madre me dejaron, y el SEÑOR me recogió.

11 Enséñame, oh SEÑOR, tu camino, y guíame por senda de rectitud, a causa de mis enemigos.

12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y quien habla calumnia.

13 Hubiera yo desmayado , si no creyese que tengo de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.

14 Aguarda al SEÑOR; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera al SEÑOR.

3 Y no sólo esto , más aún nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;

4 y la paciencia, experiencia; y la experiencia, esperanza;

7 Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra, esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.

8 Sed también vosotros pacientes, y confirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca.

11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y piadoso.

13 Hubiera yo desmayado , si no creyese que tengo de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.

14 Aguarda al SEÑOR; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera al SEÑOR.

14 Aguarda al SEÑOR; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera al SEÑOR.

11 Corroborados de toda fortaleza, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y tolerancia con gozo;

34 Cof Espera al SEÑOR, y guarda su camino, y él te ensalzará para heredar la tierra; cuando los pecadores serán talados, lo verás.