10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salud; y tu espíritu de libertad me sustentará.
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está presto, mas la carne debil.
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu Santo les daba que hablasen.
18 Por tanto nosotros todos, puestos los ojos como en un espejo en la gloria del Señor con cara descubierta, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.
6 Entonces respondió y me habló, diciendo: Esta es Palabra del SEÑOR a Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dijo el SEÑOR de los ejércitos.
26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
3 Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el Reino de los cielos.
16 que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser corroborados con potencia en el hombre interior por su Espíritu.
17 Que habite el Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en caridad,
18 Tsade Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón; y a los molidos de espíritu salvará.
11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del mismo hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas que son de Dios, sino el Espíritu de Dios.
19 Porque sé que esto se me tornará en salud, por vuestra oración, y por la alimentación del Espíritu de Jesús el Cristo;
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en Espíritu y en verdad es necesario que adoren.
12 Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas, y los tuétanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar (otra vez) en temor; mas habéis recibido el Espíritu de adopción (de hijos), por el cual clamamos, ¡Abba, Padre!
16 Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
17 Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y estas cosas se oponen la una a la otra, para que no hagáis lo que quisierais.
10 Pero si el Cristo está en vosotros, el cuerpo a la verdad es muerto a causa del pecado; mas el espíritu vive a causa de la justicia.
5 Así dijo el Señor DIOS a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
22 Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
23 Volveos a mi reprensión; he aquí yo os derramaré mi espíritu, y os haré saber mis palabras.
26 Y asimismo también el Espíritu nos ayuda en nuestra flaqueza; porque orar como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu demanda por nosotros con gemidos indecibles.
13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren de él?
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, (el cual está) en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20 Porque comprados sois por (gran) precio; glorificad, pues, (y traed) a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
7 Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
7 Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
11 en el cuidado no perezosos; ardientes en el Espíritu; sirviendo al Señor;
17 que el Dios del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, el Padre de gloria, os dé Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de El;
1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios. Porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo.
17 Pero el que se junta con el Señor, un espíritu es.
13 en esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
16 Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
6 Porque la prudencia de la carne es muerte; mas la prudencia del Espíritu, vida y paz;
19 Y les daré un corazón, y espíritu nuevo daré en sus entrañas; y quitaré el corazón de piedra de su carne, y les daré corazón de carne;
20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis juicios y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
2 Todos los caminos del hombre son limpios en su opinión; mas el SEÑOR pesa los espíritus.
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en Espíritu y en verdad es necesario que adoren.
16 Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
13 Y el Dios de esperanza os llena de todo gozo y paz creyendo; para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo.
1 Así que, amados, pues teniendo tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios.
6 Antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;
7 y el polvo se torne a la tierra, como era antes , y el espíritu se vuelva a Dios que lo dio.
18 Antes del quebrantamiento es la soberbia; y antes de la caída la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que partir despojos con los soberbios.
8 Ciertamente espíritu hay en el hombre, e inspiración del Omnipotente los hace que entiendan.
15 ¿Qué pues? Oraré con el espíritu, mas oraré también con entendimiento; cantaré con el espíritu, mas cantaré también con entendimiento.
3 No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salud.
4 Saldrá su espíritu, se volverá en su tierra; en aquel día perecerán todos sus pensamientos.
14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
23 La gracia del Señor nuestro Jesús, el Cristo sea con todos vosotros. Amén.
32 Mejor es el que tarde se aíra que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
27 Candela del SEÑOR es el aliento del hombre que escudriña lo secreto del vientre.
15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar (otra vez) en temor; mas habéis recibido el Espíritu de adopción (de hijos), por el cual clamamos, ¡Abba, Padre!
1 El espíritu del Señor DIOS es sobre mí, porque me ungió el SEÑOR; me envió a predicar a los abatidos, a atar las llagas de los quebrantados de corazón; a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también en el Espíritu.