Falar

22 Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman.

19 En las muchas palabras no falta rebelión; mas el que refrena sus labios es prudente.

15 Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.

13 El que anda en chismes, descubre el secreto; mas el de espíritu fiel encubre la cosa.

1 Alabad al SEÑOR, invocad su Nombre; haced notorias sus obras en los pueblos.

7 Y orando, no seáis prolijos, como los mundanos que piensan que por su palabrería serán oídos.

21 La muerte y la vida están en poder de la lengua; y el que la ama comerá de sus frutos.

9 no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino antes por el contrario, bendiciendo, sabiendo que vosotros sois llamados para que poseáis bendición en herencia.

23 El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!

18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con obra y de verdad.

3 El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.

8 Abre tu boca por el mudo, en el juicio de todos los hijos de muerte.

3 Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas, a la luz serán oídas; y lo que hablasteis al oído en los aposentos, será pregonado en los tejados.

1 La respuesta suave quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.

2 Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo.

28 Aun el loco cuando calla, es contado por sabio; el que cierra sus labios es entendido.

12 Las palabras de la boca del sabio son gracia; mas los labios del loco lo echan a perder.

36 Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio;

9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

4 La sana lengua es árbol de vida; mas la perversidad en ella es una brecha en el espíritu.

45 El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca.

26 Y asimismo también el Espíritu nos ayuda en nuestra flaqueza; porque orar como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu demanda por nosotros con gemidos indecibles.

8 Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día.

19 Por esto, hermanos míos amados, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;

29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes.