1 Canción de las gradas. Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR, que anda en sus caminos.
2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, dichoso tú, y tendrás bien.
3 Tu mujer será como la vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivas alrededor de tu mesa.
4 He aquí que así será bendito el varón que teme al SEÑOR.
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y acostado en la cama, y levantándote;
28 Dios, pues, te dé del rocío del cielo, y de las grosuras de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto.
29 Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti: Sé señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre; malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren.
28 Y los bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
4 Y si alguna viuda tuviere hijos, o nietos, aprendan primero a gobernar su casa piadosamente, y a recompensar a sus padres, porque esto es lo honesto y agradable delante de Dios.
21 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque es venida su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la apretura, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
52 Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres.
1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, (que es el primer mandamiento con promesa),
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
14 Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo estorbéis; porque de los tales es el Reino de Dios.
7 Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como a hijos, porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga?
8 Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos los hijos han sido hechos participantes, luego adulterinos sois y no hijos.
15 La locura está ligada en el corazón del niño; mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
1 Oíd, hijos, el castigo del padre; y estad atentos para que sepáis inteligencia.
4 Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, y el fruto de tu bestia; la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas.
24 el SEÑOR te bendiga, y te guarde;
25 el SEÑOR haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
26 el SEÑOR alce a ti su rostro, y ponga en ti paz.
13 Y todos tus hijos serán enseñados del SEÑOR; y multiplicará la paz de tus hijos.
3 Porque yo derramaré aguas sobre el sediento, y ríos sobre la tierra árida. Derramaré mi Espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;
4 y brotarán como entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.
1 Mirad cuál caridad nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.
25 Nun Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan.
26 En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su simiente es para bendición.
13 Como el padre tiene misericordia de los hijos, tiene misericordia el SEÑOR de los que le temen.
11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?
15 La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho suelto avergonzará a su madre.
39 Y vuestros chiquitos, de los cuales dijisteis: Serán por presa; y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos la heredarán.
3 He aquí, heredad del SEÑOR son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
4 Como saetas en mano del valiente, así son los hijos mancebos.
5 Dichoso el varón que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.
10 Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean alargados sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
13 Porque tú poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque me formaste de una manera formidable y maravillosa; y ésto mi alma conoce en gran manera.
15 No fue encubierto mi cuerpo de ti, aunque yo fui hecho en secreto, y entretejido en lo profundo de la tierra.
16 Tus ojos vieron mi cuerpo aun imperfecto, y en tu libro todos mis miembros estaban escritos; que fueron luego formados, sin faltar uno de ellos.
1 (Las parábolas de Salomón.) El hijo sabio alegra al padre; y el hijo loco es tristeza a su madre.
38 Y me serán ellos a mí por pueblo, y yo seré a ellos por Dios.
39 Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos.
20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.
14 Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti macho ni hembra estéril, ni en tus bestias.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
4 No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas del SEÑOR, y su fortaleza, y sus maravillas que hizo.
6 Corona de los viejos son los hijos de los hijos; y la honra de los hijos, sus padres.
2 Guímel Su simiente será valiente en la tierra; Dálet la generación de los rectos será bendita.
5 Antes que te formases en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te aparté, te di por profeta a los gentiles.
12 Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; nuestras hijas como las esquinas labradas a manera de las de un palacio;
21 Padres, no irritéis a vuestros hijos, para que no se vuelvan de poco ánimo.
13 No detengas el castigo del niño; porque si lo hirieres con vara, no morirá.
1 Canción de las gradas. Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR, que anda en sus caminos.
2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, dichoso tú, y tendrás bien.
3 Tu mujer será como la vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivas alrededor de tu mesa.
7 El justo que camina en su integridad, bienaventurados serán sus hijos después de él.
24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, madruga a castigarlo.
6 Instruye al niño en su carrera; aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.