3 Entonces habiendo ayunado y orado, y puesto las manos encima de ellos, los despidieron.
4 Y fue que, cuando yo oí estas palabras, me senté y lloré, y me enluté por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
3 No comí pan delicado, ni entró carne ni vino en mi boca, ni me unté con ungüento, hasta que se cumplieron tres semanas de días.
2 Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado.
12 Por eso pues, ahora, dice el SEÑOR, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y llanto.
23 Ayunamos pues, y buscamos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
16 Y cuando ayunéis, no seáis como los hipócritas, austeros; porque ellos demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan; de cierto os digo, que ya tienen su pago.
17 Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro;
18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te pagará en público.
14 Pregonad ayuno, llamad a congregación; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la Casa del SEÑOR vuestro Dios, y clamad al SEÑOR.
28 Y como él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?
29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
2 Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado.
3 Entonces habiendo ayunado y orado, y puesto las manos encima de ellos, los despidieron.
16 Entonces rogó David a Dios por el niño; y ayunó David, y vino, y pasó la noche acostado en tierra.
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
2 Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre.
23 Y habiéndoles constituido ancianos en cada una de las Iglesias, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en el cual habían creído.
23 Ayunamos pues, y buscamos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
2 Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado.
28 Y él estuvo allí con el SEÑOR cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.
27 en trabajo y fatiga, en muchas vigilias, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;
5 Y los varones de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor de ellos hasta el menor de ellos.
6 Y llegó la palabra hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestido, y se cubrió de cilicio, y se sentó sobre ceniza.
7 E hizo pregonar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé pasto, ni beban agua;
8 y que se cubran de cilicio los hombres y los animales, y clamen a Dios fuertemente; y cada uno se convierta de su mal camino, y de la rapiña que está en sus manos.
9 ¿Quién sabe si se convertirá y se arrepentirá Dios, y se convertirá del furor de su ira, y no pereceremos?
10 Y vio Dios sus obras, porque se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les había de hacer, y no lo hizo.
6 ¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar los líos de impiedad, deshacer los haces de opresión, y soltar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
2 por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió nada en aquellos días; los cuales pasados, después tuvo hambre.
13 Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se revolvía en mi seno.
20 Y Jesús les dijo: Por vuestra infidelidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se pasará; y nada os será imposible.
21 Mas este linaje de demonios no sale sino por oración y ayuno.
17 Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro;
18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te pagará en público.
3 Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza.
37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años, que no se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
16 Ve, y junta a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche ni día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y así entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.
33 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, y tus discípulos comen y beben?
34 Y él les dijo: ¿Podéis hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?
35 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces ayunarán en aquellos días.
16 Y cuando ayunéis, no seáis como los hipócritas, austeros; porque ellos demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan; de cierto os digo, que ya tienen su pago.
3 No comí pan delicado, ni entró carne ni vino en mi boca, ni me unté con ungüento, hasta que se cumplieron tres semanas de días.
3 Entonces habiendo ayunado y orado, y puesto las manos encima de ellos, los despidieron.
3 ¿Por qué, dicen , ayunamos, y no hiciste caso? ¿Humillamos nuestras almas, y no lo supiste? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis lo que queréis; y todos demandáis vuestras haciendas.
4 He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente. No ayunéis como hasta aquí, para que vuestra voz sea oída en lo alto.
5 ¿Es tal el ayuno que yo escogí? ¿Para que el hombre aflija su alma? ¿Que encorve su cabeza, como junco; y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable al SEÑOR?
6 ¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar los líos de impiedad, deshacer los haces de opresión, y soltar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
12 Por eso pues, ahora, dice el SEÑOR, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y llanto.
21 Y publiqué ayuno allí junto al río de Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para buscar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para toda nuestra hacienda.