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11 Y fueron éstos más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, para ver si estas cosas eran así.

6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;

7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y acostado en la cama, y levantándote;

8 y has de atarlas por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos;

13 Entre tanto que voy, ocúpate en leer, en exhortar, en enseñar.

130 La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.

3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta Profecía, y guardan las cosas que en ella están escritas, porque el tiempo está cerca.

39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.

8 El libro de esta ley nunca se apartará de tu boca; antes de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y entonces todo lo entenderás.

16 Toda Escritura es inspirada divinamente y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,

17 para que el hombre de Dios sea perfecto, perfectamente equipado para toda buena obra.

10 Porque Esdras había preparado su corazón para buscar la ley del SEÑOR, y para hacer y para enseñar a Israel sus mandamientos y juicios.

4 Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas; para que por el padecer con paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.

97 MEM ¡Cuánto he amado tu ley! Todo el día es ella mi meditación.

98 Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos; porque me son eternos.

99 Más que todos mis enseñadores he entendido; porque tus testimonios han sido mi meditación.

8 Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y pusieron el entendimiento, y entendieron la escritura.

1 Hijo mío, si tomares mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti,

2 haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia;

3 si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz;

4 si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros;

5 entonces entenderás el temor del SEÑOR, y hallarás el conocimiento de Dios.

6 Porque el SEÑOR da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

105 NUN Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbre a mi camino.

24 Entonces respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no sabéis las Escrituras, ni la potencia de Dios?

9 BET ¿Con qué limpiará el joven su camino? Cuando guardare tu palabra.

10 Con todo mi corazón te he buscado, no me dejes errar de tus mandamientos.

11 En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.