13 El temor del SEÑOR es aborrecer el mal; la soberbia, la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco.
7 No seas sabio en tu propia opinión; teme al SEÑOR, y apártate del mal;
8 porque será medicina a tu ombligo, y tuétano a tus huesos.
10 Los que amáis al SEÑOR, aborreced el mal; él guarda las almas de sus misericordiosos; de mano de los impíos los libra.
133 Ordena mis pasos con tu palabra; y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el Reino, y la potencia, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
20 Pero decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre.
21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez.
23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
7 El SEÑOR te guardará de todo mal; el guardará tu alma.
8 El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre.
15 Mirad que ninguno dé a otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos.
20 Vosotros pensasteis mal sobre mí, mas Dios lo pensó por bien, para hacer lo que vemos hoy, para dar vida a mucho pueblo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos.
12 El odio despierta las rencillas; mas la caridad cubre todas las maldades.
21 No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal.
26 Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo;
27 ni deis lugar al diablo.
21 Examinadlo todo; retened lo que fuere bueno.
22 Apartaos de toda apariencia de mal.
16 Lavaos, y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me salvará para su Reino celestial, al cual sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
9 Así habló el SEÑOR de los ejércitos, diciendo: Juzgad juicio verdadero, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;
10 no agraviéis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.
5 Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron.
17 Y os ruego, hermanos, que miréis por los que causan disensiones y escándalos fuera de la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos.
14 Nun Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.
9 El amor sea sin fingimiento, aborreciendo lo malo, llegándoos a lo bueno;
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
21 Por lo cual, dejando toda inmundicia, y restos de malicia, recibid con mansedumbre la Palabra ingerida en vosotros, la cual puede hacer salvas vuestras almas.