2 Cuando vino la soberbia, vino también la deshonra; mas con los humildes es la sabiduría.
2 Cuando vino la soberbia, vino también la deshonra; mas con los humildes es la sabiduría.
16 Unánimes entre vosotros; no altivos, mas acomodándoos a los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
10 Ciertamente la soberbia dará a luz contienda; mas con los avisados es la sabiduría.
3 No multipliquéis hablando grandezas, altanerías; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca, porque el Dios de todo saber es el SEÑOR, y las obras magníficas a él le son prestas.
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros;
4 no mirando cada uno a lo que es suyo, mas a lo que es de los otros.
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en el Cristo Jesús;
25 El SEÑOR asolará la casa de los soberbios; mas él afirmará la heredad de la viuda.
12 Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra es el abatimiento.
12 Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra es el abatimiento.
7 Y el SEÑOR respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a la altura de su estatura, porque yo lo desecho; porque no es lo que el hombre ve. Porque el hombre ve lo que está delante de sus ojos, mas el SEÑOR ve el corazón.
12 Así que, el que piensa estar firme , mire que no caiga.
23 La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
23 La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
16 Porque todo lo que hay en el mundo que es la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo.
17 Mas el que se gloría, gloríese en el Señor.
18 Porque no el que se alaba a sí mismo es aprobado; sino aquel a quien Dios alaba.
37 Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, y sus caminos juicio; y a los que andan con soberbia, puede humillar.
13 El temor del SEÑOR es aborrecer el mal; la soberbia, la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco.
11 Porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.
5 Abominación es al SEÑOR todo altivo de corazón; el pacto que él haga , no será sin castigo.
3 Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.
28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios; y lo que no es, para deshacer lo que es,
29 para que ninguna carne se jacte en su presencia.
2 Mi mano hizo todas estas cosas, y por ella todas estas cosas fueron, dijo el SEÑOR; a aquél pues miraré que es pobre y abatido de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
22 Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
25 Hay camino que es derecho al parecer del hombre, mas su salida son caminos de muerte.
9 El hermano que es de baja suerte, gloriese en su alteza;
10 mas el que es rico, en su bajeza; porque él se pasará como la flor de la hierba.
10 Humillaos delante de la presencia del Señor, y él os ensalzará.
20 Pero decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre.
21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez.
23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
4 Riquezas, y honra, y vida, son la remuneración de la humildad y del temor del SEÑOR.
6 Mas él da mayor gracia. Por esto él dice: Dios resiste a los soberbios, y da la gracia a los humildes.
11 Y el rey de Israel respondió, y dijo: Decidle, que no se alabe el que se ciñe, como el que ya se desciñe.
18 Antes del quebrantamiento es la soberbia; y antes de la caída la altivez de espíritu.
17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas inciertas, sino en el Dios viviente, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos;
5 Igualmente, jóvenes, sed sujetos a los ancianos de tal manera que seáis todos sujetos unos a otros. Vestíos de humildad de ánimo, porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
6 Humillaos pues debajo de la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo,
7 echando toda vuestra solicitud en él; porque él tiene cuidado de vosotros.