26 El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, es hijo avergonzador y deshonrador.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
8 Oye, hijo mío, el castigo de tu padre, y no deseches la ley de tu madre;
9 porque aumento de gracia serán a tu cabeza, y protección a tu cuello.
24 Mucho se alegrará el padre del justo; y el que engendró sabio se gozará con él.
6 Instruye al niño en su carrera; aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
22 Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
15 Y si mal os parece servir al SEÑOR, escogeos hoy a quién sirváis; o a los dioses a quien sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; que yo y mi casa serviremos al SEÑOR.
16 Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.
6 Corona de los viejos son los hijos de los hijos; y la honra de los hijos, sus padres.
1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, (que es el primer mandamiento con promesa),
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
20 El que maldice a su padre o a su madre, su candela será apagada en oscuridad tenebrosa.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean alargados sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
15 La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho suelto avergonzará a su madre.
11 ¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, o, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente?
12 O, si le pidiere un huevo, ¿le dará un escorpión?
13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren de él?
8 Pero si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que el que no creyó.
3 He aquí, heredad del SEÑOR son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
4 Como saetas en mano del valiente, así son los hijos mancebos.
5 Dichoso el varón que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.
24 Por tanto, el varón dejará a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán por una carne.
7 Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como a hijos, porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga?
20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.
24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, madruga a castigarlo.
21 Padres, no irritéis a vuestros hijos, para que no se vuelvan de poco ánimo.
4 Y si alguna viuda tuviere hijos, o nietos, aprendan primero a gobernar su casa piadosamente, y a recompensar a sus padres, porque esto es lo honesto y agradable delante de Dios.
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y acostado en la cama, y levantándote;
1 (Las parábolas de Salomón.) El hijo sabio alegra al padre; y el hijo loco es tristeza a su madre.