51 De cierto, de cierto os digo, que el que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre.
1 En el principio ya era la Palabra, y aquel que es la Palabra era con el Dios, y la Palabra era Dios.
3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido; para hacerte saber que el hombre no vivirá sólo de pan, mas de toda palabra que sale de la boca del SEÑOR vivirá el hombre.
35 Me diste asimismo el escudo de tu salud; y tu diestra me sustentará, y tu mansedumbre me multiplicará.
36 Ensancharás mis pasos debajo de mí, y no titubearán mis rodillas.
3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
11 En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.
1 La respuesta suave quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.
12 Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas, y los tuétanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
22 Mas sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
23 Porque si alguno oye la Palabra, y no la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se consideró a sí mismo, y se fue; y a la hora se olvidó qué tal era.
14 Y aquella Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros; (y vimos su gloria,) gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
22 Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron a la Escritura, y a la palabra que Jesús había dicho.
24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé al varón prudente, que edificó su casa sobre la peña;
1 Por tanto, si hay en vosotros alguna consolación en el Cristo; si algún refrigerio de caridad; si alguna comunión del Espíritu; si algunas entrañas y misericordias,
2 cumplid mi gozo; que sintáis lo mismo, teniendo una misma caridad, unánimes, sintiendo una misma cosa.
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros;
4 no mirando cada uno a lo que es suyo, mas a lo que es de los otros.
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en el Cristo Jesús;
6 que siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios;
7 sin embargo, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
8 y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte del madero.
9 Por lo cual Dios también le ensalzó a lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre;
10 que al Nombre de Jesús toda rodilla de lo celestial, de lo terrenal, y de lo infernal se doble.
11 Y todo lenguaje confiese que el Señor Jesús el Cristo está en la gloria de Dios, el Padre.
12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, obrad vuestra salud con temor y temblor;
13 porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
14 Haced todo sin murmuraciones o dudas,
15 para que seáis irreprensibles e inocentes, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo;
16 reteniendo la Palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día del Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.
17 Y aun si soy derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y congratulo por todos vosotros.
18 Y asimismo gozaos también vosotros, y regocijaos conmigo.
19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo, entendido vuestro estado.
20 Porque a ninguno tengo tan unánime, y que con sincera afición esté solícito por vosotros.
21 Porque todos buscan lo que es suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.
22 Pero la experiencia de él habéis conocido, que como hijo a padre ha servido conmigo en el Evangelio.
23 Así que a éste espero enviaros, luego que yo viere cómo van mis negocios;
24 y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros.
25 Mas tuve por cosa necesaria enviaros a Epafrodito, hermano, y compañero y consiervo mío, y vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades;
26 porque tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado.
27 Pues en verdad estuvo enfermo a la muerte, pero Dios tuvo misericordia de él; y no solamente de él, sino aun de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.
28 Así que le envío más pronto, para que viéndole os volváis a gozar, y yo esté con menos tristeza.
29 Recibidle pues en el Señor con todo gozo; y tened en estima a los tales,
30 porque por la obra del Cristo estuvo cercano a la muerte, poniendo su vida para suplir vuestra falta en mi servicio.
2 Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo.
2 desead, como niños recién nacidos, la leche racional, y que es sin engaño, para que por ella crezcáis en salud,
21 Por lo cual, dejando toda inmundicia, y restos de malicia, recibid con mansedumbre la Palabra ingerida en vosotros, la cual puede hacer salvas vuestras almas.
22 Mas sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
23 Respondió Jesús, y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
18 Mas lo que sale de la boca, del mismo corazón sale; y esto contamina al hombre.
19 Porque del corazón salen los malos pensamientos: muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, maledicencias.
16 Toda Escritura es inspirada divinamente y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
3 Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado.
28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
20 Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios.
21 La muerte y la vida están en poder de la lengua; y el que la ama comerá de sus frutos.
31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
4 Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No con sólo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale por la boca de Dios.
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre.
18 Hay quienes hablan como dando estocadas de espada; mas la lengua de los sabios es medicina.
41 Y creyeron muchos más por la palabra de él.
9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para alcanzar justicia; mas con la boca se hace confesión para alcanzar salud.
105 NUN Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbre a mi camino.
11 Vena de vida es la boca del justo; mas la boca de los impíos cubre la iniquidad.
6 Porque el SEÑOR da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
160 El principio de tu palabra es la misma verdad; y eterno es todo juicio de tu justicia.
3 Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía.
31 Y decía Jesús a los judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciéreis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
105 NUN Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbre a mi camino.
16 Toda Escritura es inspirada divinamente y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
17 para que el hombre de Dios sea perfecto, perfectamente equipado para toda buena obra.
12 Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas, y los tuétanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a juicio, mas pasó de muerte a vida.
6 Con la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos con el espíritu de su boca.
30 Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR afinada; escudo es a todos los que esperan en él.
4 Porque recta es la palabra del SEÑOR, y toda su obra es hecha con verdad.
4 Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No con sólo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale por la boca de Dios.
14 Y aquella Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros; (y vimos su gloria,) gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
4 En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado, no temeré lo que la carne me hiciere.
16 Se hallaron tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se llamó sobre mí, oh SEÑOR Dios de los ejércitos.
17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es la Verdad.
12 Lámed ¿Quién es el hombre que desea vida, que codicia días para ver el bien?
13 Mem Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño.
4 Y Jesús respondiéndole, dijo: Escrito está: Que no con pan sólo vivirá el hombre, mas con toda palabra de Dios.
1 En el principio ya era la Palabra, y aquel que es la Palabra era con el Dios, y la Palabra era Dios.
25 El cuidado congojoso en el corazón del hombre, lo abate; mas la buena palabra lo alegra.
9 BET ¿Con qué limpiará el joven su camino? Cuando guardare tu palabra.
5 Toda palabra de Dios es limpia; es escudo a los que en él esperan.
36 Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen?
36 Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio;
37 porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
34 Generación de víboras, ¿cómo podéis hablar bien, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
3 He aquí, nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y gobernamos todo su cuerpo.
4 Mirad también las naves, siendo tan grandes, y siendo llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por dondequiera que quisiere la gana del que gobierna.
5 Así también, la lengua es un miembro pequeñito, y se gloría de grandes cosas. He aquí, un pequeño fuego ¡cuán grande bosque enciende!
6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así es la lengua entre nuestros miembros que contamina todo el cuerpo, e inflama el curso de nuestro naturaleza, y es inflamada del infierno.
7 Porque toda naturaleza de bestias fieras, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma, y es domada por el ser humano;
8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, y está llena de veneno mortal.
6 Porque el SEÑOR da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
17 Y tomad el yelmo de la salud, y la espada del Espíritu; que es la palabra de Dios;
89 LAMED Para siempre, oh SEÑOR, permanece tu palabra en los cielos.
8 El libro de esta ley nunca se apartará de tu boca; antes de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y entonces todo lo entenderás.
22 Mas sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
3 el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas,
130 La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.
16 Toda Escritura es inspirada divinamente y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
17 para que el hombre de Dios sea perfecto, perfectamente equipado para toda buena obra.
4 Porque recta es la palabra del SEÑOR, y toda su obra es hecha con verdad.
31 Y decía Jesús a los judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciéreis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 y conoceréis la Verdad, y la Verdad os libertará.
8 Se seca la hierba, se cae la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
29 ¿Por ventura mi palabra no es como el fuego, dice el SEÑOR, y como martillo que quebranta la piedra?