17 En todo tiempo ama el amigo; mas el hermano para la angustia es nacido.
8 Pero si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que el que no creyó.
19 Honra al padre y a la madre. Y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
12 Y a vosotros multiplique el Señor, y haga abundar la caridad entre vosotros, y para con todos, como es también de nosotros para con vosotros;
17 Hierro con hierro se aguza; y el hombre le da ánimo a su amigo.
10 Alef Mujer valiente, ¿quién la hallará? Porque su valor pasa largamente a la de piedras preciosas.
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
12 Así que, todas las cosas que quisiereis que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.
18 Y dijo el SEÑOR Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda que esté delante de él.
12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos estarán contra él; y cordón de tres dobleces no presto se rompe.
33 Así también haga cada uno de vosotros, cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer que tenga en reverencia a su marido.
7 Toda tú eres hermosa, oh compañera mía y en ti no hay mancha.
2 Mas por evitar las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido.
14 La casa y las riquezas herencia son de los padres; mas del SEÑOR la mujer prudente.
9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
1 De más estima es la buena fama que las muchas riquezas; y la buena gracia más que la plata y el oro.
10 Porque, ¿persuado yo ahora a hombres o a Dios? ¿O busco agradar a los hombres? Cierto, que si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
14 No os juntéis en yugo con los incrédulos; porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunicación la luz con las tinieblas?
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como el Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla limpiándola en el lavamiento del agua por la palabra,
5 Vosotros también, poniendo toda diligencia en esto mismo, mostrad en vuestra fe, virtud; y en la virtud, ciencia;
6 y en la ciencia, templanza; y en la templanza, paciencia; y en la paciencia, temor de Dios;
7 y en el temor de Dios, amor fraternal; y en el amor fraternal, caridad.
18 Casadas, estad sujetas a vuestros propios maridos, como conviene en el Señor.
19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis desapacibles con ellas.
22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor.
23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como el Cristo es cabeza de la Iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.