4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque el que en vosotros está, es mayor que el que está en el mundo.
2 Y no os conforméis a este siglo; mas trasformaos por la renovación de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
13 Todo lo puedo en el Cristo que me fortalece.
1 De David. El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?
19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
7 Sed pues sujetos a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
7 Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
7 echando toda vuestra solicitud en él; porque él tiene cuidado de vosotros.
11 No lo digo en razón de indigencia, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo.
12 Sé estar humillado, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en el Cristo que me fortalece.