26 Mi carne y mi corazón desfallecen; la fuerza de mi corazón es que mi porción es Dios para siempre.
13 Porque tú poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque me formaste de una manera formidable y maravillosa; y ésto mi alma conoce en gran manera.
15 No fue encubierto mi cuerpo de ti, aunque yo fui hecho en secreto, y entretejido en lo profundo de la tierra.
16 Tus ojos vieron mi cuerpo aun imperfecto, y en tu libro todos mis miembros estaban escritos; que fueron luego formados, sin faltar uno de ellos.
3 El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.
4 Dálet Tus caminos, oh SEÑOR, me haces saber; tus sendas me enseñas.
15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
36 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y pierde su alma?
25 Por tanto os digo: No os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?
27 Mas ¿quién de vosotros podrá, acongojándose, añadir a su estatura un codo?
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre.
20 Con Cristo estoy juntamente colgado en el madero, y vivo, no ya yo, sino vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí.
20 Con Cristo estoy juntamente colgado en el madero, y vivo, no ya yo, sino vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí.
6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la Casa del SEÑOR reposaré para siempre.
27 El temor del SEÑOR es manantial de vida, para ser apartado de los lazos de la muerte.
31 Corona de honra es la vejez, si se hallará en el camino de justicia.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean alargados sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
10 Los días de nuestra edad son setenta años; y de los más valientes, ochenta años, y su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.
17 Camino a la vida es guardar el castigo; mas el que deja la reprensión, yerra.
6 Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
12 Para contar nuestros días haznos saber así, y traeremos al corazón sabiduría.
33 Al SEÑOR cantaré en mi vida; a mi Dios diré salmos mientras viviere.
7 (porque por fe andamos, no por vista);
23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
3 Porque tú eres mi roca y mi castillo; y por tu Nombre me guiarás, y me encaminarás.
35 Y Jesús les dijo: YO SOY el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
1 Para todas las cosas hay sazón, y toda voluntad debajo del cielo, tiene su tiempo determinado :
23 Porque la paga del pecado es muerte; mas la gracia de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
7 El SEÑOR te guardará de todo mal; el guardará tu alma.
8 El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre.
10 El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir las ovejas ; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
7 Formó, pues, El SEÑOR Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un alma viviente.
6 Todo lo que respira alabe a JAH. Alelu-JAH.
7 Dálet Calla ante el SEÑOR, y espera en él; no te enojes con el que prospera en su camino, con el hombre que hace maldades.
23 y todo lo que hagáis, hacedlo de buen ánimo, como al Señor, y no a los hombres;
24 estando ciertos que del Señor recibiréis el salario de herencia, porque al Señor Cristo servís.
12 Lámed ¿Quién es el hombre que desea vida, que codicia días para ver el bien?
13 Mem Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño.
14 Nun Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.
2 Y no os conforméis a este siglo; mas trasformaos por la renovación de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
12 Bienaventurado el varón que padece con paciencia la tentación, porque cuando fuere probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
16 porque yo te mando hoy que ames al SEÑOR tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos y sus estatutos y sus derechos, para que vivas y seas multiplicado, y el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para heredarla.
93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos; porque con ellos me has vivificado.
9 Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.
19 Como en agua el rostro corresponde al rostro, así el corazón del hombre al hombre.
34 Y llamando a la multitud con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.
35 Porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí y del Evangelio, éste la salvará.
36 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y pierde su alma?
37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
38 Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
4 Hazme saber, SEÑOR, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuánto tengo de ser del mundo.
5 He aquí como a palmos diste a mis días, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. (Selah.)
6 Ciertamente en tinieblas anda el hombre; ciertamente en vano se inquieta; allega, y no sabe quién lo cogerá.
10 Porque: El que quiere amar la vida, y ver los días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño;
11 apártase del mal, y haga bien; busque la paz, y sígala.
3 Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesús, el Cristo.
11 y que procuréis tener quietud, y hacer vuestros negocios, y que obréis con vuestras manos de la manera que os hemos mandado;
12 y que andéis honestamente para con los extraños, y que nada de ninguno deseéis.
10 Oye, hijo mío, y recibe mis razones; y se te multiplicarán años de vida.
8 El que posee entendimiento, ama su alma; guarda la inteligencia, para hallar el bien.
13 ¿Quién es sabio y avisado entre vosotros? Muestre por la buena conversación sus obras en mansedumbre de sabiduría.
4 Una cosa he demandado al SEÑOR, ésta buscaré; que esté yo en la Casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para inquirir en su templo.
25 Le dice Jesús: YO SOY la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
15 Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como locos, sino como sabios;
16 redimiendo el tiempo, porque los días son malos.
21 El que sigue la justicia y la misericordia, hallará la vida, la justicia, y la honra.
14 Seguid la paz con todos; y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor: